Como alguna vez le escuché decir al querido Mario Benedetti en un reportaje, el hacha debe estar siempre lista, tanto para recortar como para eliminar por completo lo que no tiene caso. Dicen que es conveniente escribir y dejar en reposo, y tiempo más tarde volver a leer de una manera distinta, con otros ojos, como si no fuéramos nosotros los que alguna vez escribimos. Si a pesar de todo nos gusta, entonces vamos bien, pero si no nos gusta, o al menos tenemos dudas, entonces lo dejamos afuera, y si te he visto no me acuerdo. Es preferible sufrir a tiempo que a destiempo.
De todas maneras, y para hacer honor a la verdad, debo decir que, además de lo que ya en aquella época debería haber dejado afuera por falta de convicción, hay escritos en Silencios de un Mundo que antes me parecían sinceramente buenos y que ahora no. Quizá debido a diferentes edades que uno tiene, y a un crecimiento en el medio que nos hace ver las cosas desde otro lugar. Lo cual también es aprendizaje.
Pero para que no todo sea reproche (pobre Silencios, va a terminar sintiéndose mal), vamos nombrar también algunos poemas que aún me siguen gustando. En la pequeña lista de invitados, tendrán lugar los ya revelados en entradas anteriores Eterna soledad y El Arte, como así también Bella mujer, Creencias, Adiós, Una noche que ha muerto, Tu rostro, Muriendo de amor, Simbiosis, Laberintos con salida, Fotografías de una infancia, Mandamientos de la felicidad, ¿Hasta cuándo?, Inevitablemente, Preguntas al amor y Un puñado de penas. Y hasta ahí llegamos. Creo que es esto más o menos lo rescatable, lo que podría ser incluido alguna vez en una sencilla antología, y que seguramente iré publicando en este Blog.
Ahora bien, este pecado de juventud (parafraseando a Marcos Agüinis al referirse a su primer libro), además de haberme ayudado a asumirme como persona que escribe (lo cual fue algo muy importante para mí, ya que me permitió iniciar un camino nuevo con una libertad también nueva), me obligó a aprender al mismo tiempo, de manera indirecta, cuestiones fundamentales, como registros literarios, formas de publicar, algo de diseño gráfico (lo mínimo e indispensable) y, por supuesto, qué hacer con ese libro ahora que lo tengo en casa.
Además me ayudó a abrir los ojos, a darme cuenta de que el libro impreso era algo hermoso, pero que hasta ahí llegaba, que era sólo el inicio de un trabajo infinitamente más grande y difícil, y también hermoso.
Quiero decir para terminar que, a pesar de la dureza con que ahora lo trato, este libro soy yo. Es lo que yo era, y es lo que lo que de alguna forma sigo siendo.
Dejo a continuación el texto de contratapa:
Nací el 25 de abril de un año bastante agitado, entre los preparativos de un mundial que estaba destinado a pertenecernos. Las primeras lágrimas que le obsequié al mundo coincidieron con las de tantos otros, que el mundo y algún que otro interrogatorio les aconsejaron ofrendar. Mis años de inocencia fueron tan inocentes como deberían serlos los de todos los niños: con esa maravillosa ausencia de las cosas que duelen, y que tanto tiempo tendremos para cobijarlas.
Mis escasos pasos por la vida me mostraron la inevitable relación entre el esfuerzo y la felicidad, y la inexistencia de lo perfecto (doy gracias al cielo por ello). Ahora, mientras intento dejar de ser un inquieto hilo de luz, y busco la salida de este interminable laberinto, me acerco ustedes con mi modesta cronología.
Alejandro Laurenza
del libro "Silencios de un Mundo"
11 comentarios:
Hola. Interesante. A veces la gente dice: este libro esta muy bueno, te va a encantar, y uno lo abre y no puede ni llegar al segundo capítulo. Talvez meses mas tarde lo abre y le parece algo espectacular. Pienso yo que cada libro tiene su tiempo y que uno cuando lee es el libro y el libro es uno,es mitad y mitad.
eterna soledad tiene un título asustador pero al amor no le asustada nada, pués va de la mano de la locura.
Un saludo grande,
Dominique
Es verdad, Dominique. Depende de quién y cuándo lo lee. Gracias por pasar!
Saludos,
Alejandro.
hola Alejandro, estaba buscando personas que tengan mi apellido o sea LAURENZA y te encontre a vos entre tantos, me lamo Mirna Laurenza vivo en el Chaco me gustaria si te interesa que podamos ponernos en contacto, mi mail mirna_laurenza@hotmail.com, por cierto me gusta mucho lo que escribis, te felicito
Hola, Mirna! Te voy a escribir un mail a esa dirección.
Saludos,
Alejandro.
Leído, apreciado, saboreado. Avanti, Ale. Ah!. Heminway dijo: "Un libro publicado es un león muerto". Y lo mismo, con casi idénticas palabras, el magnífico: Juan Rulfo. La poesía tiene las etapas de la vida. Es así: no te preocupes. Te respondí acerca de la ironía poética en el anterior artículo. Por supuesto, es distinta de la discursiva, aunque no por eso deba ser esencialmente sutil. Un beso. Ro.
Gracias, Ro! Me gusta mucho Hemingway pero no conocía esa frase.
Un saludo,
Alejandro.
Alejandro, cada libro corresponde a una etapa de la vida. Puede ser una etapa buena, puede ser mala, pero siempre diferente. Igualmente, nosotros a medida que maduramos vemos el mundo bajo otro prisma, muchas veces nos convertimos en algo que no nos hubiera gustado ser cuando éramos jóvenes, otras, nos sentimos satisfechos.
Tu libro fue importante en el momento en que lo publicaste, y lo que guarda dentro son los pensamientos de un chiquillo que apenas abría los ojos a la vida. Tiene su encanto, es la inocencia, es la muestra del gateo que precede al caminar.
Me ha encantado tu entrada, y la portada de tu libro. Espero leer algo de su contenido a medida que lo vayas publicando.
Besos,
Blanca
me encantó descubrir tu blog, como todo poeta remontando barriletes de sueños!!!
gracias!
beso!
(te invito a que me visites...)
Blanca, me gustó mucho tu definicón: "es la inocencia, es la muestra del gateo que precede al caminar". Lo dice todo. Gracias por tus comentarios!
Ursula, bienvenida al Blog! Y voy a visitarte, por supuesto.
Un abrazo,
Alejandro.
Ola. Me gustaría saber, ¿eres "aap0300", del vorem? te leí hace poco una poesía que publicaste allá. Si eres tú, date una vuelta por vorem! que seguimos vivo jaja. Un saludo
Sí, anónimo, soy el mismo, :-).
Creo que publiqué sólo un poema en Vorem, aunque a veces paso a leer.
Saludos,
Alejandro.
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