Así conseguimos llegar de un país a otro, o de una región a otra de un mismo país, haciendo tan solo un click, con la facilidad y el poco tiempo que eso significa. Salvamos además las diferencias horarias: podemos estar durmiendo mientras alguien, al otro lado del mundo, se entera de que existimos, y viceversa. Y con todo esto, nos deja ir agrupándonos según gustos y afinidades, de una forma muy parecida a la vida real (detrás de la herramienta está el hombre, al fin y al cabo).
Pero conste que digo “ponernos en contacto” y “saber que existimos”, porque conocernos es otra cosa. A veces tan difícil de lograr aún teniéndonos frente a frente, que sería iluso pretender que suceda sólo con estos ratos en que tomamos el teclado.
Y en este ponernos en contacto, tuve la fortuna de llegar hasta Rosa Fasolís, con quien compartimos varios y muy agradables mails, y de leer luego su poesía, pero esta vez de papel y hueso, que ella misma me envió desde Rosario hasta Buenos Aires.
Con su autorización, transcribo ahora el poema Rutina, que da inicio a su excelente libro Sacramento y Ceniza. Lo recomiendo.
¡Feliz Navidad!
Rutina
El invierno deporta pájaros.
(Conoce la rutina: sólo eso).
Alguien dibuja un pájaro; alguien
guarda la memoria del dibujo
en una hoja secreta.
Los que caminan con apuro piensan:
ya vendrán.
(Conocen la rutina: sólo eso).
Sin embargo
alguien, en algún lugar,
dice la oración por el regreso,
prefigura el anatema.
Alguien
a pesar de todo
quiebra la rutina y se detiene
a leer un pájaro
a mirar el vuelo de un poema.
Rosa Fasolís
del libro “Sacramento y ceniza”