Manteniendo la estrategia del
paso a paso, alcancé ahora los tres mil ejemplares. En lo que va del año, conseguí vender más que en la década anterior. Aunque es verdad que en este momento me dedico exclusivamente a difundir mis libros, además de escribirlos y
publicarlos de manera independiente.
Parece mentira. Sólo es cuestión de ponerse objetivos, mantener el foco, y no gastar energías en actividades que poco tienen que ver con lo que de verdad quiero.
A veces me pregunto si soy escritor, editor o vendedor. Y la respuesta es obvia: soy las tres cosas. Escribo lo que necesito decir, lo que fluye, lo que no puedo evitar. Publico dando lo mejor de mí, tratando de estar hasta en el último detalle (aún sabiendo que siempre algo se me escapará, y será corregido en la siguiente edición). Vendo con la convicción de que estoy siendo sincero en lo que hago, con la certeza de que ese libro que ofrezco es todo cuanto pude dar, y que, si no es mejor, será por los límites propios de la capacidad, y no por los del trabajo.
Falta, lo sé. Espero más (siempre espero más). Pero de alguna forma se va ratificando la senda elegida.