En este año que acaba de terminar, el foco estuvo puesto en la ampliación de nuestra casa. Los chicos van creciendo y necesitamos y queremos más espacio.
El primer tercio lo hicimos en 2015: reforzamos la estructura, dejamos levantadas las paredes en la planta alta, quedó tendida la instalación eléctrica, colocadas las puertas, fijados los premarcos para las ventanas, y no mucho más.
Luego debimos hacer un receso obligado para acomodarnos con el bendito dinero; y ahora, en 2018, pudimos encarar el segundo tercio: techos, revoques externos e internos, colocación definitiva de ventanas y cortinas de enrollar, pintura, etc. Esto se completará, si todo sale bien, en los meses próximos.

¿La literatura? Bien, un poco descuidada. Es cierto que salí a vender libros por toda la ciudad, visité colegios y tuve la satisfacción de que me hicieran alguna entrevista; pero los pensamientos, y el trabajo, nunca dejaron de estar enfocados obsesivamente en la casa.
Pronto volveré a escribir y publicar. 2019 será para eso.
Enganchándome ahora con los ocho años del título de esta entrada, es ése el tiempo que se cumple desde que cambié de profesión, muchos de ustedes lo saben. En aquel momento no tenía ni idea de cómo iba a sobrevivir con los libros, ni construir la casa, ni criar a los hijos que aún no esperábamos (pero que ya teníamos en los planes cercanos, ahí nomás).
Hoy lo vamos haciendo. Con mucho esfuerzo, perseverancia, y con la seguridad de que de alguna forma podemos: no sabremos decir de antemano cómo pero sí que podemos.
Así seguimos.
¡Buen 2019 para todos! ¡Salud!
2 comentarios:
Increíble, Alejandro. ¡Por muchos años más!
Felicitaciones.!!!..que este 2019 venga con alegría y que sigas con esa constancia y fuerza que te caracteriza.
Te mando un abrazo..
Publicar un comentario