Ese momento en que decís: bueno, está perdido. Pero no te podés quedar ahí, tenés que intentarlo una vez más (porque es más fuerte que vos, porque sos un cabeza dura), una última vez por lo menos. Y te das cuenta de que no, no estaba perdido, había una solución oculta que no eras capaz de ver en el Todo, que te sería revelada como un premio inesperado a la insistencia.
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