El amor y la furia, a tantos años de estar agotada, cerca de diez, me sigue dando lindas sorpresas. Ayer me encontré con una chica: sí , la leí en 2013 o 2014, me dice; me encantó, se entusiasma, se la presté a todo el mundo.
Después pienso: cómo me equivoqué en no haber hecho en su momento una tirada un poquito más grande (probé con 2000 ejemplares, que me duraron poco), y jamás encontré el espacio (y el dinero, digamos todo) para reeditarla. Se me fueron acumulando los proyectos: libros varios para chicos, para bebés en tela, poesía (reediciones y uno nuevo), y ahora otra novela con la que tengo un buen pálpito, ya vamos a ver.
Mientras tanto, El amor y la furia sigue esperando. Que no desespere, le pido.
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