Las clasificaciones son herramientas que los seres humanos necesitamos para acomodar un poco nuestra cabeza. Nos encasillamos, así, los unos a los otros, en nuestros intentos precarios de pensar la realidad.
Me gusta no estar en contra ni a favor de ellas, hacer de cuenta a veces de que no existen, saber que son sólo una guía, nada definitivo.
Al igual que los renglones de una hoja de un cuaderno rayado: están ahí pero no nos obligan a seguirlos, somos nosotros quienes elegimos, o no, usarlos.
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