Me encuentro por azar con una chica que me compró El diario de Fuz cuando sus hijos aún no habían nacido. Ese libro fue la infancia de ellos, me dice contenta, aunque creo que yo me divertí más, te quise buscar por Internet pero no te encontré. La chica antes tenía una granja y ahora una ferretería, no muy lejos, en el mismo barrio del partido de La Matanza, creo que se llama Manzanares.
Ahora los hijos son un poco grandes pero igual decide quedarse con otro libro infantil: El diario de Toba. Ahí están los orígenes de Fuz, le digo, o algo así.
Sigo caminando tranquilo, el cansancio de los días anteriores se siente menos.
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