Misiones. Iguazú. Unos días de descanso. Hago la cola en el hotel, durante el desayuno, para servirme café con leche. De repente viene una señora y me dice: perdón que te moleste, ¿vos sos el escritor? Sí, sonrío, ¿de dónde nos conocemos? Te compré un libro en una peluquería de Boulogne, me cuenta, lo estoy leyendo.
Vamos ahora de excursión a Cataratas, con algunos libros de El tesoro de Camilo, en la mochila. El coatí, el yaguareté y sus amigos prometen quedarse a dar una vuelta por la selva que los vio nacer.
Algo bueno va a salir.