Fragmento de La certidumbre del fuego, en proceso de escritura. Un pedacito de lo que tecleé hoy.
"Siente enmarañarse los pelos de ella con los de él. Le acaricia las manos, los hombros. Disfruta con la respuesta dócil y a la vez activa de la chica. Querer y ser querido, alcanza a pensar mientras la abraza luego, al tiempo que ella se acurruca en su pecho, para protegerse del viento que ya arrecia, y dirige sus ojos azules hacia la inmensidad del mar que tienen enfrente.
Los lobos marinos, veinte metros más abajo, siguen lidiando en la arena para ponerse a salvo de la tormenta que se anuncia.
En cambio ellos, no. Ellos ya están a salvo. Lograron encontrarse entre la multitud de seres desconocidos, preparados para luchar unos contra otros, espadas y escudos en mano, palabras ficticias, máscaras de ocasión, en una batalla larga e inútil hacia la nada.
Ellos no, la abraza Pablo, cubriéndola del viento que sopla un poco más, ellos se encuentran ahora a salvo, y seguirán así: mientras consigan quererse."
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